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Historia de Cuidados Paliativos

Los hospicios en la Edad Media no tenían la finalidad de cuidado propiamente tal, sino más bien una intención caritativa. Se brindaba refugio y comida a todo tipo de personas: viajeros, huérfanos y peregrinos, quienes en muchas ocasiones se encontraban enfermos o moribundos, por lo que además se les cuidaba.

Fue Madame Jeanne Garnier quien fundó los llamados hospicios o calvarios, donde se vinculó por primera vez el término hospicio con la atención de moribundos. En años posteriores fueron creados más hospicios en ciudades de Europa, como Londres y Dublín.

Dame Cicely Saunders, considerada la fundadora de los cuidados paliativos modernos, trabajando en los hospicios religiosos pudo observar que la tendencia era esconder la muerte, reemplazar el hogar por el hospital y ocultar las emociones que generaba la pérdida de un ser querido; por lo que, durante 7 años trabajó e investigó sobre el cuidado de enfermos terminales en el hospicio St. Joseph, tomando registro y monitorizando el control del dolor y otro síntomas, y escuchando a las personas enfermas logró resultados que son reconocidos por muchos y aplicados en otros centros.

Finalmente se inaugura el St. Christopher’s Hospice en julio de 1967 en Londres. Es aquí donde además de brindar cuidados paliativos a enfermos terminales se inicia el desarrollo de la investigación, docencia y el apoyo a familiares en el proceso de enfermedad y de duelo.

Durante los años setenta se van desarrollando los cuidados paliativos en Estados Unidos, Canadá y Europa. Fue en Estados Unidos donde se incorporó en primer lugar a los pacientes no oncológicos en la atención.

Durante los años 70 dominó una atención centrada en el modelo hospice y durante la década de los 80 se extendió al trabajo domiciliario.

A mediados de los noventa se incorporan algunos países de Latinoamérica como Argentina, Brasil, Chile y Colombia.