“Fue desafiante acompañarlo. Íbamos viendo cómo su cuerpo cambiaba por la enfermedad, a pesar de que él aún esperaba recuperarse. Aun así, él estaba en paz. Pudimos tener conversaciones profundas sobre sus expectativas de mejora y a su vez sobre el poco tiempo que le quedaba. Eso le ayudó a poder vivir con una esperanza más realista y morir tranquilo junto a su familia, sin pelear, sino que abrazar esa nueva etapa de su vida”
Psicóloga cuidados paliativos